La exploración del espacio ha cobrado la vida de 22 hombres y mujeres. El 27 de enero de 1967, tres astronautas estadounidenses del programa Apolo, Virgil Grissom, Edward White II y Roger Chaffee, se encontraban dentro de una cápsula para una simulación de despegue.
A las 6:31 pm, una voz gritó desesperada que un incendio había comenzado en la cápsula. En cuestión de segundos, se propagó el fuego alimentado por el oxígeno puro dentro de la cápsula. El calor era tan intenso que a los bomberos les tomó cinco minutos en abrir la cápsula. Pero para entonces, los tres astronautas ya habían muerto.
Otro gran desastre para la NASA se produjo en 1986 con el transbordador espacial Challenger. Los cohetes elevaron al transbordador a gran altura en la atmósfera. Pero a los 73 segundos de vuelo, una devastadora explosión destruyó la nave espacial y la hizo precipitar en mil pedazos al oceáno. Una investigación posterior encontró que los sellos de caucho sintético entre las secciones del tanque de combustible habían fallado. El combustible caliente se había filtrado a través de los sellos, causando la explosión. Siete astronautas murieron, entre ellos la primera civil, la maestra Christa McAuliffe.
Otro transbordador, el Columbia, se destruyó al reentrar a la atmósfera el 1 de febrero de 2003 llevando consigo a sus siete tripulantes.
La Unión Soviética también ha sufrido accidentes. En 1967, Vladimir Komarov fue lanzado al espacio. Pero cuando regresaba a tierra el paracaídas se enredó, por lo que Komarov no pudo evitar que su nave se estrellara en el suelo, causándole la muerte.
En otro desastre, tres cosmonautas soviéticos habían completado 23 días de experimentos en el espacio en 1971. Cuando volvían a la Tierra, una falla en un escotilla hizo que ésta se abriera de súbito. La descompresión repentina mató a los tres al instante.