Muchos estudios han demostrado que el té disminuye los riesgos de padecer enfermedades cardiacas, ataques al corazón y, posiblemente, ciertos tipos de cáncer.
Investigadores británicos dividieron a 75 bebedores regulares de té en dos grupos. Uno de los grupos tomaba cuatro tazas de té negro al día, mientras que el otro tomaba placebos -infusiones idénticas en olor, sabor y contenido de cafeína, sin los ingredientes activos del té-. Seis semanas más tarde los grupos fueron pasados por diferentes pruebas estresantes. Inmediatamente después se les aplicaban exámenes y las personas que tomaban té negro tenían niveles menores de la hormona del estrés cortisol, que quienes habían tomado el placebo. Altos niveles de cortisol pueden debilitar el sistema inmunológico. También están ligados al deseo por las comidas con alto contenido calórico y de azúcares.