El arte de la ventriloquia, por el cual una persona puede hacer que su voz parezca venir de otra parte, es muy antigua, y fue practicada ya en el antiguo Egipto y Grecia.
Los griegos llamaban a los ventrílocuos "profetas del vientre," y la palabra ventrílocuo proviene de dos palabras latinas que juntas significan "el que habla con el vientre". Como la boca de un ventrílocuo no se mueve cuando habla, la gente en la antigüedad pensaba que los sonidos debían venir de su estómago.
La verdad es que un ventrílocuo forma sus palabras de la misma manera como lo hacemos normalmente. Pero el ventrílocuo angosta parte de la garganta y ejerce presión sobre sus cuerdas vocales que amortiguan el sonido extendiéndolo hacia fuera para que su público no sepa de dónde proviene.
Algunas aves, como la paloma y el herrerillo, ¡utilizan una forma de ventriloquia también!
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