Las donas no siempre han tenido agujeros. Estos panecillos alguna vez fueron redondos y planos, pero con centros no bien cocinados y empapados de aceite. Al menos, esa era la forma en que se comían cuando los primeros colonos holandeses llegaron a las colonias americanas.
Luego, en 1847, un muchacho de 15 años de edad llamado Hanson Crockett Gregory, estaba en la cocina de su casa en Rockport, Maine, viendo a su madre que freía en aceite estos panecillos. Cuando le preguntó por qué los centros quedaban tan empapados y crudos ya que le provocaban indigestión, su madre no tuvo una respuesta para él.
Entonces el muchacho tomó algunos de los panecillos crudos y les hizo agujeros con un tenedor. Esta vez, cuando su madre los puso a freír quedaron deliciosos, ya que los agujeros dejaron que la masa se cocinara más a fondo, haciendo que los panecillos fueran mucho más fáciles de digerir.
Hoy en día, los fabricantes de rosquillas tienen máquinas especiales que les quitan los centros. La masa es entonces cocinada en una cuba de aceite hirviendo hasta que se esponja quedando una dona crujiente.
Y la casa en Rockport, Maine, donde nació Hanson Crockett Gregory, ¡lleva una placa que conmemora el día en que el chico inventó el agujero en la dona!
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