El 8 de febrero de 1855, los residentes de una región de la costa de Devon, Inglaterra, se quedaron perplejos y asustados por una serie de extrañas huellas que habían sido dejadas en la nieve recién caída.
Estas huellas tenían cerca de 10 cm de largo, y formaban una sola línea, como hecha por una criatura con una o dos patas en lugar de cuatro. Las huellas estaban espaciadas exactamente 22 cm una de la otra. Las personas que las examinaron afirmarían que eran diferentes de las huellas de otro animal conocido.
Lo más sorprendente: la línea de huellas pasaba directamente sobre las paredes, cercas, pajares, ¡e incluso los techos de las casas! Y fueron halladas en varias ciudades de la región. Quién o qué hizo las marcas había cubierto una distancia de unos 160 kilómetros en una sola noche, e incluso cruzó un río de más de una kilómetro de ancho.
No hay ninguna explicación razonable para las huellas misteriosas, ya que nunca se ha encontrado algún animal cuyas huellas se igualen a esas extrañas marcas en la nieve. Sin embargo, muchas personas en la región de Devon tenían su propia explicación de las marcas.
¡Alegaban que las huellas habían sido hechas por el mismo diablo!
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