Como el neón es un conductor de primera clase de electricidad, ya que posee una asombrosa capacidad de generar luz que puede verse a grandes distancias, se utiliza frecuentemente en las luces de avión, en lámparas, y en anuncios de publicidad.
Los letreros luminosos de color rojo brillante que vemos fuera de tiendas y teatros son simplemente tubos de vidrio en forma de letras o números, llenos de gas neón. Para los anuncios de neón de color azul, unas gotas de mercurio se añaden al gas.
Las lámparas de neón se construyen eliminando todo el aire de los tubos de vidrio y llenándolos de neón. Cuando se enciende una lámpara, una corriente eléctrica se envía desde un electrodo en un extremo del tubo, pasando a través del gas, a un segundo electrodo. Esta corriente eléctrica hace que el gas neón resplandezca a un rojo fiero. Las luminarias de neón no tienen filamentos como las que se encuentran en las lámparas incandescentes, por el contrario, en las lámparas de neón es el gas el que se ilumina.
El gas neón se consigue cuando el aire se convierte en un líquido a alta presión y con temperaturas de unos -200 ° C. El gas que deja el líquido detrás de sí, es el neón. A pesar de que el neón es costoso de producir, se necesita muy poco para crear esa luz brillante. Sólo un litro de gas neón se requiere para llenar de 60 a 90 metros de tubos de vidrio.
Algunos pilotos informan haber divisado balizas de neón a una distancia de 32 kilómetros, cuando no hay otra luz visible!
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