El mundo afronta una creciente demanda de agua. En zonas de lluvias escasas, como el cercano Oriente, el suministro natural de agua es insuficiente. Una respuesta a ello consiste en desalinizar el agua de mar.
Desde el siglo IV a.C. se conoció un método para ello, cuano Aristóteles decubrió que al hervir el agua de mar, el vapor quedaba libre de sal.
La planta de desalinización más sencilla es un alambique donde se hierve agua y se condensa vapor. Puede improvisarse un alambique solar colocando un domo de vidrio sobre un estanque de agua salada. el agua se calienta, luego se evapora, se condensa en el vidrio y finalmente escurre hacia canales de recolección. Un alambique de poco menos de 1 m² puede producir de 4 a 5 litros de agua potable al día.
Para desalinizar cantidades aprovechables de agua se requiere un alambique mucho mayor. El agua se calienta primero por encima de su punto de ebullición, en una cámara apresión, para que no hierva. Entonces fluye hacia una cámara de menor presión, donde una parte del agua se convierte instantáneamente en vapor. El vapor se condensa al contacto con los tubos que suministran agua de mar fría. el agua que no hirvió en la primera cámara pasa a la segunda, de presión ligeramente inferior, donde se evapora parcialmente y se condensa.
Un método moderno de desalinización, llamado de ósmosis inversa, resulta más redituable que el descrito. Consiste en usar membranas de plástico con perforaciones diminutas, que dejan pasar las moléculas de agua pero no las de sal. Las membranas se colocan en tubos, y el agua salada se hace pasar por ellas, bombeándola a presión. Entonces el agua desalinizada gotea hacia fuera del tubo.
.