LA EXPOSICIÓN AL RUIDO DURANTE LOS PRIMEROS MESES DE VIDA podría afectar la audición de un niño y causar problemas de aprendizaje, dice el estudiante de medicina Edward Chang, de la Universidad en San Francisco.
Él y su asesor, el neurocientífico Michael Merzenich, expusieron a ratas recién nacidas a un ruido blanco continuo hasta por tres meses. Luego anestesiaron a los animales y estudiaron sus cerebros. Las ratas mostraron un retraso significativo en comparación con las del grupo de control.
"La forma básica de su corteza auditiva se desarrolló más lentamente, y las propiedades de respuesta de las neuronas individuales también sufrieron retraso", dice Chang.
En general, los cerebros de las ratas expuestas al ruido maduraron hasta cuatro veces más lentamente que lo normal.
En muchas formas, el desarrollo de la audición humana se parece al de las ratas. Por eso, los investigadores se preocupan por los niños que crecen en entornos ruidosos, como cerca de aeropuertos o autopistas con mucho tránsito.
"En los humanos, el retardo del desarrollo puede ser severo. Muchos niños con problemas de aprendizaje eventualmente se ponen al día, pero lo hacen más lentamente", dice Chang.
Él y Merzenich están tratando de identificar a niños que, debido a genética o fisiología, son especialmente susceptibles a una pérdida de audición relacionada con el ruido. "Entonces podríamos recomendar si un niño necesita un entorno enriquecido especial".
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