Hay ciertas sustancias empleadas en el proceso anestésico, como el óxido nitroso, cuyo uso frecuente, excesivo o prolongado está vinculado con daños al tuétano y al sistema nervioso, ya que interfiere con la acción de la vitamina B12.
Antiguamente la cocaína era usada como anestésico, aunque provocaba efectos secundarios como adicción y sobreestimulación del sistema nervioso. La anestesia general hoy usada está contraindicada en casos específicos de cardiopatías, uso de ciertos medicamentos, determinadas neurologías y otras condiciones médicas preexistentes.
Hay varios niveles en sus efectos o repercusiones sobre el organismo. La primera consideración es el aspecto sicológico, ya que para adultos, y en especial para niños, el procedimiento anestésico --preparación, aplicación y recuperación-- implica incomodidad, ansiedad y hasta dolor físico. El estar inconsciente por completo y en manos de otra persona también llega a causar mucho estrés, por lo que cada vez que es aplicada nuestro organismo sufre trauma fisiológico, mental y emocional.
Desde el punto de vista médico, las sustancias empleadas suelen eliminarse del cuerpo relativamente rápido. En principio la anestesia no es nociva, pero es un campo en el que de forma constante se descubren sustancias más efectivas y se renuevan los métodos de aplicación y monitoreo.
Las técnicas usadas son seguras; pero sus efectos a largo plazo todavía no han sido estudiados por completo. Por otro lado, si el paciente sufre cualquier enfermedad o condición médica preexistente, es vital que hable con el médico antes de ser sometido a este procedimiento.
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