Lo extraordinario no es su velocidad, sino que lo hace sin mirar siquiera a su presa durante su caída.
Es un problema típico de física: el tiro parabólico, para cuya solución necesita saber la posición y la velocidad inicial de la mosca en la caída y, además, algo sobre óptica geométrica para asegurarse de dar en el blanco al lanzar el chorro.
No se conoce ninguna otra especie con las habilidades parecidas. Una persona también puede hacer un tiro parabólico con un objeto y recogerlo en el lugar exacto de su caída sin echar ni una ojeada, pero no lograría en la fracción de segundo que le toma al arquero.
PM