Las primeras aplicaciones para la electricidad

   La historia de la electrici­dad es escasa en aplicacio­nes prácticas hasta 1800, cuando el italiano Alessandro Volta comprueba que, al su­mergir placas de dos metales en una solución ácida, se produce una tensión eléctri­ca entre ellas. Fue la primera pila. En 1860, el francés Planté manufactura una ba­tería con placas de plomo que era posible recargar de ácido. Otro francés, Leclanché, aña­dió en 1867 una pasta de ha­rina y escayola al líquido y creó la pila seca. Antes, en 1831, el físico inglés Michael Faraday ya había demostrado que la rotación de un disco de cobre entre los polos de un imán produce electrici­dad. Con ello creó la dinamo generadora de corriente con­tinua. Por fin, en 1879, Thomas Alva Edison fabrica la primera lámpara de filamen­to basada en otros inventos anteriores de sir Humphrey Davy. Así se inició una frené­tica carrera de inventos rela­cionados con la luz.