Gas natural

   Cuando los primeros hom­bres blancos exploraron algunas regiones de California, sus guías indios los llevaron a lugares que ofrecían algo sorprendente. Donde aparentemente no había nada que pudiera arder, se veían brotar llamas de día y de noche. No es extraño que, para los indios, aquel fuego tuviera algo de mis­terio. La materia combustible era invisi­ble: era gas natural.
   Hace más de cien años que los habitan­tes de un pueblo situado al occidente de Nueva York, descubrieron emanaciones de gas natural en las hendiduras de las ro­cas cerca de un arroyo. Algunas personas llevaron por tubería aquel gas hasta sus casas y lo utilizaron para alumbrarse. Con el tiempo, el procedimiento se extendió por todo el pueblo. Un científico alemán, al conocer aquel medio de producir luz, lo llamó la octava maravilla del mundo.
   Poco después, al iniciarse las perfora­ciones en busca de petróleo, el gas brotó en muchos pozos; algunas veces provocaba explosiones y se convirtió en un peligro. Al incendiarse comunicaba el fuego al petróleo. Ahora se lleva por tubería a lu­gares alejados, donde se quema.
   Es fácilmente explicable la salida del gas, al perforar los pozos petrolíferos. El gas, lo mismo que el petróleo, es pro­ducto de multitud de pequeñas plantas y animales que vivieron en el mar hace mi­llones de años; los depósitos de gas y de petróleo se forman en cavidades subterrá­neas a gran profundidad.
   Más tarde se pensó en no seguir desper­diciando el gas. Se construyeron conductos especiales para transportarlo hasta los lu­gares donde se utiliza como combustible.
   Algunos pozos de gas no producen pe­tróleo, y el gas que brota de ellos se conoce como "seco". En cambio, el que sale de los pozos petrolíferos es "húmedo", esto es, mezclado con gasolina, la cual se aparta antes de hacer los bombeos al interior de los gasoductos.
   Por ser un combustible limpio, es prefe­rido en los hogares. Las cocinas, los hor­nos, los refrigeradores y los calentadores de baño, son aparatos en los que se usa el gas en casi todas las casas.
   Parte del gas que brota en pozos petro­líferos, no se utiliza. Con máquinas especia­les se inyecta nuevamente a la tierra para forzar la salida del petróleo.
   El gas natural puede llegar a ser algo más que uno de los mejores combustibles. Los científicos hacen ya muchas cosas provechosas con él.