¿Quién introdujo la ausculta­ción en la medicina?

   Hasta el año 1816 la auscultación del tórax de los enfermos se realizaba aplicando directamente el oído; se­gún parece, ésta era una práctica médica muy antigua, utilizada ya por los egipcios quince siglos antes de Cristo. Pero en ese año de 1816 nace un importante elemento auxiliar de la medicina, el estetoscopio, obra del médico francés Rene Laennec. Con el estetoscopio de Laennec, la auscultación pasa de inmediata a ser mediata, transmitiendo con nitidez al oído tanto los ruidos normales como los patológicos que se produ­cen en el punto del cuerpo donde se aplica. El estetoscopio es el ilustre antepasado de los modernos fonendoscopios biauriculares, con dos ramas elásticas ajustables a ambos oídos, un instrumento inseparable del médico de cabecera. Rene Laennec, un bretón nacido en 1781 en Quimper, fue médico del Hospital Necker de París y profesor en el Collége de France y en la Fa­cultad de Medicina de París. Murió a los 45 años, de tuberculosis. Pese, a su corta vida, edificó una obra in­mensa y de enorme influencia. Laennec era jefe clínico del citado Hospital Necker cuando inventó el estetoscopio, gracias al cual dio co­mienzo todo un proceso de renova­ción de la clínica. Y es que Laennec no sólo introdujo la auscultación mediata, sino que describió y siste­matizó nuevos signos auscultatorios que permitieron una mejor explora­ción cardíaca, respiratoria, arterial, abdominal y fetal. La identificación de las enferme­dades necesitaba a su vez un enriquecimiento de la semiología (rama de la ciencia que estudia los síntomas de las enfermedades), que era tan pobre a finales del si­glo XVIII, y un estudio más pro­fundo de las lesiones anatómicas relacionándolas con los síntomas. Dentro de esta doble vía, Laennec dejó una profunda huella, de la que nacería gran parte de la medicina del siglo XIX. Además de descubrir la auscultación a través del estetos­copio, por lo que es umversalmente conocido, Laennec es uno de los grandes anatomo-patólogos de to­dos los tiempos. Iniciado en estas técnicas por Dupuytren, se convir­tió en el verdadero creador del mé­todo anatomo-clínico. Toda la pa­tología del pulmón, del hígado y del corazón empezó con él. Fue quien descubrió los síntomas que permi­tían diagnosticar la pneumonía, la pleuresía y el pneumotórax; recono­ció la existencia de soplos cardíacos, aunque sin dar entonces una inter­pretación precisa, y a él se debe la descripción, sumamente precisa, de diversas afecciones del aparato respiratorio, algunas de ellas poco conocidas y otras nuevas.