¿Quién descubrió el bacilo de la denominada «enfermedad romántica»?

   La tuberculosis ha sido llamada por algunos la enfermedad románti­ca, quizá porque en la literatura ro­mántica los héroes y heroínas de novelas y dramas aparecen con fre­cuencia enfermos, y algunos hasta mueren, de tuberculosis. La triste realidad es que durante el pasado si­glo, igual que en los anteriores, la tuberculosis hacía estragos entre la población y precisamente por eso se puso de moda reflejarlo en las nove­las. Aunque el hombre posee una resistencia innata contra esta enfer­medad infectocontagiosa y crónica, siempre han sido propensos a ella quienes trabajan en malas condicio­nes higiénicas, viven en aglomera­ciones, se alimentan de modo defi­ciente o padecen otras enfermeda­des crónicas, como el alcoholismo. Se calcula que en 1900 más del 90 % de la población europea presentaba algún tipo de lesión de carácter tu­berculoso.

   El descubrimiento de fármacos efi­caces contra la tuberculosis, como la estreptomicina o las hidracidas, no se produce hasta avanzado el siglo XX, pero la lucha contra el omnipresente mal comenzó real­mente cuando el médico y bacterió­logo alemán Robert Koch descubrió en 1882 el mycobacterium tubercu­losis, causante de la enfermedad. Desde entonces esa bacteria se co­noce como bacilo de Koch. El hecho de poder aislar la bacteria causante de la tuberculosis ya fue algo trascen­dental para la medicina, pero aún supuso un avance sobre ello la tuberculina, primera vacuna utilizada por Koch contra la tuberculosis en 1890, si bien con resultados dudo­sos. Robert Koch, nacido en Klansthal en 1843 y muerto en Baden-Baden en 1910, estudió Medicina en Gottingen y ejerció como médi­co de 1866 a 1880, antes de ingresar en la Oficina de la Salud de Berlín, donde realizaría sus investigaciones para buscar un remedio contra la tuberculosis, investigaciones que se tradujeron en el hallazgo del citado bacilo.

   Además de esto, la personalidad de Koch fue, junto con la de Pasteur, decisiva para el nacimiento de la moderna microbiología, pues ade­más de su bacilo descubrió el del cólera asiático, el agente productor de la conjuntivitis infecciosa, y es­tudió a fondo la génesis de males tales como la fiebre tifoidea y la en­fermedad del sueño. Por su impor­tante labor científica, especialmen­te en el campo de la tuberculosis, Robert Koch recibió el Premio No­bel de Medicina en 1905. Las numerosas instituciones cientí­ficas que llevan su nombre quedan como testigos del gran benefactor de la humanidad que fue Koch.