La lactosa y el clima

   Paul Sherman, profesor de neurobiología de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, afirma que la intolerancia a la lactosa puede estar vinculada al medio ambiental y social de nuestros ances­tros. Por ejemplo, las personas cuyos antepasados provienen del norte de Europa tienden a mantener la habilidad de producir la enzima lactosa y beber leche durante toda la vida debido a que las condicio­nes climáticas permitieron la crianza continua de ganado. Por otra parte, las personas cuyos ancestros provienen de África o Asia, donde los climas calurosos y la proliferación de enfermedades peligrosas no permitían la continuidad de estos hábitos, no presentan tan fácilmente la habilidad de digerir la leche luego de la infancia. La investigación se hizo con muestras de 270 poblaciones nativas en 39 países de África y Eurasia, desde el sur de África al norte de Groenlandia. En caso de padecer intolerancia a la lactosa, existen productos especialmente diseñados para el consu­mo humano.