¿Cómo se realiza la prospección del petróleo?

Antaño, para descubrir petróleo, nos con­formábamos con vagos indicios. Se cuenta incluso que, sobre el terreno, para elegir el lugar donde se perforaría, el jefe del equipo tenía por costumbre lanzar su gorra a\ aire y horadar allá donde hubiera caído. Sin embargo, hoy, la prospección ha pa­sado a ser una tarea totalmente científica. Los trabajos de perforación son costosos, y es preciso que se apoyen en indicios seguros. Ante todo, se establecen mapas geológicos, tarea en la que la fotografía aérea es de gran utilidad. Después, el geólogo examina las capas superficiales y emite hipótesis sobre la naturaleza y la estructura del subsuelo, ayudado por los paleontólogos, que estudian los fósiles. Por último, el geofísico pone en juego todo un arsenal. El método magnético consiste en investigar aquellas anomalías del campo magnético terrestre que son causadas por la existencia en el subsuelo de ciertas masas de terreno. Suspendido de un avión, un magnetómetro sobrevuela la región a estudiar y revela estas anomalías. El método gravimétrico pone en evidencia las anomalías locales de la gravedad, que se deben a la estructura de los terrenos hundidos en el subsuelo. Por este sistema se obtienen los indicios que permiten saber si existen en el subsuelo pliegues geoló­gicos en los que pudiera haberse acumu­lado el petróleo.

   Con el método sísmico se provoca una ex­plosión a pocos metros bajo tierra, mien­tras varios sismógrafos, situados en dife­rentes puntos equidistantes del lugar de la explosión, registran las vibraciones provocadas por este pequeño terremoto artificial.

   La onda sísmica salida del punto de la ex­plosión se hundirá en el suelo a través de los terrenos y rebotará cada vez que en­cuentre una nueva capa; reflejada luego hacia la superficie, subirá hasta el sismó­grafo. Conociendo el momento de la ex­plosión y el momento del regreso de la onda sísmica, puede deducirse fácilmente —si se conoce la velocidad de la onda- a qué profundidad están situadas las capas de terreno que han sufrido hundimientos. De esta manera se realiza una verdadera radiografía del subsuelo, que revela al geólogo la forma exacta del terreno situa­do a varios centenares y, a veces incluso, a varios miles de metros de profundidad. Cabe citar también el método de prospec­ción eléctrica, basado en las variaciones de las corrientes telúricas inducidas en el suelo, en función de la naturaleza de los terrenos que atraviesan.