La palabra "joyería" viene de "joya o piedra preciosa"; pero no todos los trabajos de joyería tienen gemas engastadas. En el ramo de joyería se incluyen toda clase de objetos de adorno personal, como anillos, pulseras o brazaletes, aretes, collares, cuentas, prendedores, peinetas, botones y broches. La mayor parte de las joyas se hacen de oro, plata o platino; pero también se fabrican muchas de concha, madera, marfil, cristal de roca, etcétera.
La historia de la joyería es tan antigua como la historia de la humanidad; no se tiene memoria de alguna época en que la especie humana no usara joyas, de cualquier clase. Cuando los hombres aprendieron a escribir, ya había joyeros expertos que hacían objetos de adorno. A los antiguos egipcios les gustaban las alhajas con piedras de colores; empleaban mucho el lapislázuli y la cornalina roja; en cambio, los griegos eran poco afectos a las joyas. En Italia vivió el pueblo etrusco mucho antes de la época del poderío romano, y hasta hoy, son famosos los orfebres etruscos por los trabajos que de ellos se conservan. Antes del descubrimiento de América, los indígenas de Norte y Sudamérica sabían hacer hermosas joyas.
Las joyas se usan, principalmente, como adorno; pero, a veces, se llevan por otros motivos; los pueblos primitivos usan alhajas llamadas amuletos, que, según creen, los protegen contra los malos espíritus.
Las alhajas son, a veces, distintivos de alcurnia: los reyes y las reinas llevan coronas adornadas con piedras preciosas.
A veces, las joyas son un medio de invertir la riqueza, y en muchas partes del mundo las mujeres llevan una fortuna en el cuello y en los brazos.
En tiempos pasados, todo el trabajo de joyería se hacía a mano, y todavía se hacen así las alhajas más preciadas, si bien se ha extendido el uso de la maquinaría.