¿Quién inventó el telégrafo eléctrico?

   Probablemente, aparte de Leonar­do da Vinci, no encontraremos muchos hombres tan polifacéticos como Samuel Finley Breese Mor­se. Nació en Charlestown (Massachusetts) en 1791 y murió en Nueva York 81 años más tarde. Muy joven comenzó su carrera de pintor, como retratista en Boston, y contribuyó a fundar la Academia Nacional de Dibujo, que llegaría a presidir con el tiempo. Sin embar­go, sus inquietudes no se agotaban con la pintura y en 1832 comenzaría a trabajar en el telégrafo eléctrico que luego llevaría su nombre, idean­do también el famoso alfabeto de puntos y rayas para las transmi­siones. Asimismo colocó el primer cable eléctrico submarino en la bahía de Nueva York y consiguió del go­bierno una subvención de 30.000 dólares para tender una línea telegráfica entre Washington y Baltimore, a través de la cual envió un famoso telegrama: ¡Lo que Dios ha hecho!, en el año 1844. El telégrafo eléctrico se difundió pronto por el mundo, y su inventor fue con­decorado por varios gobiernos de Europa.
   Dentro del polifacetismo de Morse, hay que decir que fue un destaca­do miembro del Congreso norte­americano y que recopiló la prime­ra geografía de su país. Samuel Morse llegó incluso a escri­bir un tratado de política: La conspi­ración extranjera contra las liberta­des de los Estados Unidos. Los últi­mos años de su vida los dedicó casi por completo a la pintura. En 1871, un año antes de s¿u muerte, los te­legrafistas norteamericanos erigie­ron una estatua en el Central Park de Nueva York al inventor del telé­grafo eléctrico.
   Tres décadas después, el italiano Marconi inventaría la telegrafía sin hilos, para la que se seguiría usando el alfabeto Morse.