¿Quién dio su nombre a las ondas radioeléctricas?

   La corta vida de Heinrich Rudolf Hertz resultó enormemente fructí­fera para el avance de los conoci­mientos electromagnéticos, y más concretamente, posibilitó el naci­miento de los distintos medios de radiocomunicación que hoy nos son tan familiares. Efectivamente, la radiodifusión y la televisión forman parte del amplio uso que la técnica hace de las ondas electromagnéticas, también llama­das radioeléctricas y hertzianas. Heinrich Rudolf Hertz había nacido en Hamburgo en 1857 y pronto ad­quirió una completa preparación en Física experimental y Matemáticas en Berlín, como alumno de Hermann von Helmholtz, un famoso físico autor de la ley de la conserva­ción de la energía e inventor del oftalmoscopio. Hertz se especializó en el estudio de los fenómenos eléctricos y, siendo profesor de Física de la Escuela Superior Técni­ca de Karlsruhe, sus experimenta­ciones le llevaron a demostrar que las vibraciones eléctricas se propa­gan en forma de ondas electromag­néticas por el espacio sin necesidad de ningún cuerpo conductor. El os­cilador de Hertz podía emitir vibra­ciones eléctricas a distancia, que eran detectadas por un resonador, constituido por un aro metálico abierto, entre cuyos extremos se producían minúsculas chispas. La importancia del descubrimiento de Hertz no se basa únicamente en que años después Guglielmo Marconi utilizaría las ondas hertzianas para la transmisión de señales a dis­tancia, dando lugar con ello al naci­miento de la telegrafía sin hilos, si­no también en que el propio Hertz fue capaz de establecer una íntima relación entre los fenómenos elec­tromagnéticos y los ópticos. El físico alemán demostró que las on­das electromagnéticas podían ser reflejadas, refractadas y polariza­das, al igual que la luz. Midió igual­mente la velocidad de desplaza­miento de tales ondas y comprobó que era del mismo orden que la de la luz y la de la radiación térmica. Con el tiempo, habría de demostrar­se que las radiaciones electromag­néticas comprenden una variada gama de fenómenos, que difieren únicamente en su longitud de onda; en orden decreciente de esa longi­tud, el grupo comprende las ondas hertzianas, los rayos infrarrojos, la luz visible, los rayos ultravioletas, los rayos X y la radiación gamma. Sobre ello había ya un sólido funda­mento en el libro escrito por Hertz con el título Sobre las relaciones entre luz y electricidad. Y, probable­mente, los experimentos de Hertz hubieran hallado aplicación práctica mucho antes, a cargo de su propio autor, si el físico alemán no hubiera fallecido en 1894, a la prematura edad de 37 años.