¿Cómo construyen sus kayaks los esquimales?


   Durante la breve estación del des­hielo los esquimales se adentran en el mar sirviéndose de los kayaks. Se trata de una verdadera obra maestra del ingenio, puesto que pa­ra su construcción no utilizan, a ve­ces, ni siquiera un trocito de ma­dera. En efecto, el kayak normal consiste en un armazón de frágiles huesos colocados verticalmente, sobre la que se extiende y cose una piel de foca. Las costuras se impermeabili­zan después por medio de grasa. El remero se acomoda en un pequeño espacio redondo que se abre en el centro del kayak.
   Una vez sentado en la embarcación, el esquimal se encarga de cerrar cuidadosamente con su abrigo de pieles las rendijas que pueda haber alrededor de su cuerpo, para impe­dir que el agua penetre en el inte­rior de la barca en caso de que ésta vuelque. El kayak es tan ligero e inestable que el menor falso movi­miento, o la más leve ráfaga de vien­to, bastan para que vuelque. Pero, por otra parte, su manejo es tan sencillo que un hábil golpe de cin­tura o una sutil maniobra con el re­mo sirven para enderezarlo.