Platón, el filósofo de las ideas


SE ha dicho que Platón dio "alas de plata" al vuelo del intelecto. En efecto, suele consi­derársele como el creador del idealismo. Afirmaba que más allá de las cosas materiales y pasajeras, más allá del mundo sensible y de sus mutaciones, hay un mundo perenne de las ideas puras, que sólo el pensamiento puede aprehender. Y, entre esas ideas, ninguna tan elevada como el bien. ¿Cómo llegó, el gran filósofo, a concebir ese mundo de arquetipos eter­nos? Buscando con vehemencia el "sentido de la vida".

LA VIDA DEL FILÓSOFO
Platón nació en Atenas, en el año 427 antes de Jesucristo. Se sabe que perteneció a una fa­milia de noble alcurnia. Su padre fue Aristón, descendiente del rey Codro; y su madre, Perioctiona, emparentada con Critias. Tomó el nombre de su abuelo materno: Aristocles; pero por su robustez le decían Platón (en griego "platús", que significa ancho de espaldas).
Era un excelente atleta. Una cuidado­sa educación le permitió cultivar su es­píritu. Aprendió música y se dedicó a la poesía de alto vuelo. Pero una profunda ansiedad lo preocupaba: quería descu­brir el sentido trascendente de la vida. No podía apoyarse para ello en los dio­ses olímpicos, "bellos y agradables, pero egoístas y pendencieros". Platón nece­sitaba una estrella que iluminase su bús­queda dándole "certeza moral". Y fue una suerte el haber encontrado a Sócra­tes. Sólo él podría orientar el rumbo de su pensamiento y de su vida.

EL MAESTRO
Sócrates, "el profeta de la lógica", despertó en Platón la fe y el amor por el conocimiento de la ciencia. Y lo ayu­dó en la búsqueda de la verdad y en la regulación moral de la vida.
Diez años pasó Platón junto a Sócra­tes, a quien admiró y amó hasta su dra­mático fin. Mucho aprendió de él. Y lo elogió sin reservas, con lealtad ejemplar. Pero, como suele ocurrir, el discípulo superó en mucho a su maestro.
Cuando Sócrates fue procesado y con­denado a muerte. Platón se ofreció con los otros discípulos para pagar la con­mutación de la pena. Pero Sócrates "quiso" morir. Entonces Platón tomó so­bre sí la responsabilidad de volver inmor­tal la figura del maestro. En todas sus obras, pero especialmente en el bellísimo "Fedón" y en la "Apología" expuso el pensamiento de Sócrates y describió su grandeza y su nobleza. Es mérito casi exclusivo de Platón el haber hecho llegar hasta nosotros el pensamiento de Sócra­tes, pues éste, llevado por su sencillez y su humildad, no se preocupó por dejar escrita una sola línea.

"LA REPÚBLICA"
Muerto el maestro, Platón inició una serie de viajes: a Egipto, donde estudió astronomía; a Cirene, donde se perfeccionó en matemáticas; a la Magna Grecia, don­de frecuentó a los discípulos de Pitágoras. Pero sus viajes más conocidos son los que realizó a Siracusa, en Sicilia. En esta ciudad trató varias veces de crear esa sociedad y forma de gobierno ideales que había imaginado y descrito en sus obras, especialmente en la titulada "La Repú­blica". Pero todas sus tentativas fracasaron, y en cada oportunidad debió abandonar Siracusa amenazado por sus adversarios políticos. Una vez hasta fue vendido como esclavo, y recuperó la libertad gracias a un amigo que pagó el res­cate. Entonces decidió desistir de la política.

LA "ACADEMIA"
De regreso en Atenas, Platón fundó hacia el año 387 a. de J. C., cerca de la ciudad, una escuela filosófica llamada "Academia", en los jardines que fueran del héroe Academo, de quien derivó el nombre de la misma. En ella se estudiaba e intercambiaban ideas. Amando a sus discípulos, como Sócrates lo había amado a él. Platón les enseñaba y les infundía su pro­funda fe en la razón y la virtud. Prescindía, en esto, de los dioses helénicos. Consideraba que el hombre por sí mismo, guiándose por la razón, elegía el camino de la virtud así que lograba aprehender el mundo eterno de las ideas puras. Y, precisamente por su pureza de formas, sentía afición por las matemáticas y la astronomía.
Suele objetársele que en la elevación lógica de su espíritu faltaba un hálito del verbo divino: el amor, que tanto em­bellece a este mundo desdeñado por él.
Platón nunca contrajo enlace. Llevó una vida austera hasta su muerte, que le sobrevino a los ochenta años de edad.
La Academia subsistió, con sucesivas reformas, hasta el año 529.

SUS OBRAS
Platón se ocupó de todos los proble­mas del espíritu, de la moral y de la po­lítica. Habló de un Dios único y de las que deben ser sus cualidades. Describió la propiedad de la materia y de la natu­raleza humana, y expuso cómo podría organizarse un Estado perfecto.
Platón dejó cerca de treinta obras, de las cuales las más importantes son: "Apología de Sócrates" (en la que exalta las cualidades de su gran maestro); los "Diálogos" (en los que expone sus pro­pias teorías adoptando la forma del "diálogo socrático"). De éstos los más conocidos son: "Critón", "Fedón", "La República", "Las leyes" y "El banquete".