¿Por qué se dice que la sangre es más espesa que el agua?

   Se dice que "la sangre es más espesa que el agua" para indicar que el paren­tesco pesa más que otras consideracio­nes. Pero también es literalmente cierto. Al ser un medio de transporte en un sistema circulatorio muy complejo, el liquido sanguíneo se carga de sustan­cias que no se encuentran normalmente en el agua.
   En cuanto a las sales, la sangre se ase­meja al agua del mar, y lo mismo ocurre con el líquido de los tejidos, con el que la sangre está en equilibrio salino. Este equilibrio es muy importante para el trabajo celular. El funcionamiento del corazón, los músculos y los nervios de­pende, p. ej., de que el contenido de potasio y de calcio se mantenga casi constante.
   Tanto el oxígeno como el dióxido de carbono se disuelven en el plasma san­guíneo. Pero la cantidad de oxígeno que puede disolverse por sí mismo en este líquido no es suficiente para el me­tabolismo de las especies superiores. Por tanto, hay en su sangre sustancias espe­ciales que retienen el oxígeno y además dan a la sangre su color. Muchos inver­tebrados, p. ej. los caracoles, tienen hemocianina, sustancia azul que con­tiene cobre. Los vertebrados poseen un pigmento rico en hierro y de color rojo, la hemoglobina. En los invertebrados, las sustancias que retienen el oxígeno están disueltas en el plasma sanguíneo. En los vertebrados se hallan protegidas en células especiales: los glóbulos rojos que transportan el oxígeno por el cuer­po. En la sangre oxigenada son de color rojo claro pero, cuando pierde el oxí­geno, la hemoglobina adquiere un color más oscuro y absorbe dióxido de car­bono de los tejidos. La mayor parte de éste es transformada, gracias a una en­zima especial de los glóbulos rojos, en bicarbonato soluble que no plantea nin­gún problema de transporte. La oxige­nación de la hemoglobina es rápida y fácil.
   Entre los glóbulos blancos hay "solda­dos" que destruyen las bacterias y par­tículas extrañas que hayan entrado en la sangre y los tejidos. Otros contienen proteínas especiales, los llamados anti­cuerpos que, al ser liberados, pueden neutralizar las toxinas de bacterias y virus. Entre las numerosas proteínas de la sangre hay sustancias que retienen agua de modo que el plasma sanguíneo no fluya a los tejidos. Si baja el nivel de proteínas, p. ej. debido al ayuno, pueden hincharse los tejidos a causa del agua que ha penetrado procedente de la sangre (hidropesía del hambre o kwashiorkor).