Un alga con futuro

   Las algas son las plantas favori­tas de los hombres de ciencia. Crecen rápidamente en el agua y resulta sencillo hacer experimentos con ellas.   Una pequeñísima alga verde, unicelular, llamada Chlorella, quizá llegue a ser uno de los alimentos más importantes del mundo. Chlorella crece como escoria en los estanques. Normalmente se necesitan 200,000 litros de agua para producir un cuar­to de kilo de clorela. Pero los investigadores la alimentan con grandes cantidades de minerales, luz solar y bióxido de carbono. Con ese tratamiento, Chlorella produce hasta un cuarto de kilo por cada cuatro litros de agua.
   Chlorella es una planta muy complaciente. Si el espe­cialista desea una planta rica en grasas, da a Chlorella muy po­co nitrógeno. Cuando ha recogido las plantas y las ha secado, obtiene un polvo color amarillo claro que puede transformar­se en grasas y aceite. Si desea una planta rica en proteínas, alimenta a Chlorella con mucho nitrógeno. Obtiene entonces un polvo verde que puede convertirse en alimento para el ga­nado y las aves de corral.
   Casi todas las cosechas rinden sólo de dos a seis tonela­das por hectárea. Chlorella produce más de cien toneladas por hectárea y sería posible que produjera hasta cuatrocien­tas. No tiene tallos, ni raíces, ni ningún otro desperdicio.
   Ya existen fábricas en las que se cultiva Chlorella en enormes tanques cubiertos. Los hombres de ciencia siguen tratando de encontrarle nuevos usos. Esperan confiados en el día en que grandes fábricas produzcan alimentos a base de algas. Entonces el hombre no dependerá ya exclusivamente de cosechas que pueden perderse a causa del mal tiempo o de las plagas.