¿Cómo se propagan los soni­dos en el aire?

    Cualquier persona sabe reconocer si un sonido es agradable o desagrada­ble, fuerte o débil, grave o agudo, pero pocos saben decir con exacti­tud qué es el sonido, cuál es su na­turaleza.
    Observemos la cuerda de una gui­tarra o un arpa. Guarda silencio has­ta que no se la hace vibrar por me­dio del dedo o el plectro. El pellejo de un tambor sólo produce sonidos cuando lo hace vibrar el golpe del palillo. En la armónica vibran las lá­minas, en el saxofón el estrangul y en la trompeta el aire al penetrar con fuerza en el instrumento. Si ampliamos nuestras observacio­nes a la voz humana y al rugir de los animales, al tintineo de una cam­panilla o al zumbido producido por las alas de los insectos, nos percataremos de que el origen de cual­quier sonido es la vibración. Los investigadores han realizado otra observación: allí donde no hay aire, no hay transmisión del sonido. Ya en épocas pasadas se había efec­tuado una prueba introduciendo un timbre en un frasco de vidrio. En cuanto se eliminaba el aire, el so­nido se hacía imperceptible. Hoy en día, los astronautas han con­firmado que más allá de la atmósfe­ra reina el silencio absoluto. Resulta fácil deducir por tanto que las vibraciones de un cuerpo, cau­santes del sonido, se transmiten por el aire del mismo modo que las ondas se ensanchan circularmente en el agua cuando cae un objeto.