La Via Apia romana



   La red de caminos romanos cubría toda Europa. La Vía Apia era sin duda la mayor de las rutas empedradas abiertas hacia el sur de Italia: unía Roma con Brindisi; o sea, una distancia de 600 kilómetros.
   Las vías de comunicación facilitaron la penetración del imperio romano en los vastos países que dominó. Para construir dichas rutas se superaron todos los obstáculos, se abrieron túneles y se construyeron caminos y viaductos. Junto a las ciudades, mausoleos y tumbas festoneadas de altos cipreses bordeaban los caminos. La Vía Apia, iniciada el 312 a. de J.C., esta todavía en buen estado y en ella, a la salida de Roma, son numerosos los vestigios funerarios que se conservan, entre los cuales esta la tumba de Horacio. Dos columnas, una de las cuales se mantiene todavía erguida, señalan en Brindisi la terminación de la Vía Apia, al borde mismo del mar.

El tejedor


    El tejedor tradicional utiliza el telar manual. Fabrica tejidos con hilos de lana, lino o seda producidos con medios artesanos.
    El rendimiento del telar manual es muy inferior al de los telares mecánicos; pero, en cambio, permite obtener copias de telas antiguas, fieles en el dibujo, el color, la materia prima y la textura. También permite emplear fibras nuevas para crear modelos de lujo inéditos. El tejedor, si dispone de local apropiado, puede trabajar a domicilio por cuenta de un empresario o por cuenta propia. En este caso ha de asegurar la venta de su producción y puede especializarse en mantelerías, tejidos para la decoración, telas para vestidos especiales o artículos más sencillos y de más fácil venta, como pañuelos o chales. A fin de vivir de su oficio, el tejedor ha de tener gusto, experiencia e iniciativa.

El molinero



   La rueda del viejo molino continúa girando a orillas del río. El molinero muele con poco gasto los cereales secundarios con los cuales alimentan a los animales los campesinos de los alrededores.
   Los molinos de agua tienen la gran ventaja de disponer de energía gratuita. En otro tiempo eran muy numerosos. Hoy día suelen subsistir en las regiones en que no ha sido modificado el curso de los ríos. El molinero vigila atentamente el canal que le trae el agua del río, regula las compuertas de entrada y mantiene un material que no podría renovar sin realizar enormes gastos. Algunos, aprovechando la producción local de trigo, abastecen regularmente a una red de panaderos rurales. El molinero asegura por si solo la limpieza del grano, la molienda, el cernido y la entrega. Otros se especializan en la producción de harinas de cebada, centeno, alforfón o soja, necesarias para personas sometidas a régimen.