Las gafas



   Las gafas sirven para proteger la vista y, también, para corregir defectos de visión. El ojo es una cámara oscura. Para que un objeto sea visto claramente, su imagen debe formarse exactamente sobre la retina, ni delante ni detrás de ella. En los miopes, la imagen se forma delante de la retina. La miopía se corrige empleando cristales divergentes. En los hipermétropes, por el contrario, la imagen se forma detrás de la retina. Corrección: cristales convergentes. También se emplean los cristales convergentes para corregir. la presbicia, ocasionada por el cansancio de los músculos de acomodación o por una falta de flexibilidad del cristalino motivada por la edad.

Aire comprimido

   Cuando se disminuye por compresión el volumen que ocupa determinada cantidad de aire, cosa que evidentemente aumenta la presión de este, se puede utilizar su posterior expansión en aplicaciones mecánicas.

   Esta fuerza de expansión es la que se utiliza en los vagones de metro, por ejemplo, para el cierre automático de las puertas cuando se pone en marcha el tren. (Antes de la entrada en la estación, el aire comprimido impide la apertura prematura y peligrosa de estas puertas.) El aire comprimido posee múltiples aplicaciones desde el advenimiento de las herramientas neumáticas, como perforadoras, taladros, barrenadoras, martillos, apisonadoras para asfalto o cemento, etc., así como pulverizadores que proyectan pintura, arena, cemento o metal en fusión. Se emplea también en el transporte de cereales, carbón pulverizado, etc., así como en la alimentación de los quemadores de aceites pesados, inyección de aire en los altos hornos. arranque de los motores diesel, etc.

Martín Fierro (José Hernández)


   Los gauchos son los pastores de ganado de la pampa argentina, esa inmensa llanura americana en la que se pierden de vista los trigales y los maizales, y en la que el horizonte solo rompe su línea recta cuando pasa un caballo y un gaucho que lo monta. Los gauchos tienen fama de ser buenos jinetes: saben echar el lazo a un caballo salvaje, montarlo y domarlo; los gauchos hacen de todo: labran la tierra, siegan las mieses y además cantan; cantan sus penas con voz cadenciosa, una guitarra y algún compañero que a veces escucha y a veces acompaña. Los gauchos estan hoy desapareciendo, pero su canto desgarrado, de hombres sin esperanza, ha llegado hasta nosotros. Escuchémoslo:

Yo no soy un cantor letrao, 
mas si me pongo a cantar 
no tengo cuando acabar 
Y me envejezco cantando: 
las coplas me van brotando 
como agua de manantial. 
Soy gaucho, y entiéndanlo 
como mi lengua lo explica: 
para mi la tierra es chica 
Y pudiera ser mayor; 
ni la víbora me pica 
ni quema mi frente el sol. 
Ricuerdo que maravilla! 
como andaba la gauchada, 
siempre alegre y bien montada 
Y dispuesta pa el trabajo; 
pero hoy en dia... ¡barajo! 
no se le ve de aporriada (1). 
Tuve en mi pago en un tiempo 
hijos, hacienda y mujer, 
pero empecé a padecer, 
me echaron a la frontera. 
¡Y que iba a hallar al volver! 
tan solo halle la tapera (2).

   A este gaucho lo llevaron a la fuerza a la frontera, a luchar con quien no conocía; y un día huyó del campamento y volvió a su tierra, pero no encontró ni familia ni bienes; juro vengarse y se convirtió en un gaucho peleón, bebedor y criminal. La policía lo persigue, pero consigue huir, y pasa los años recorriendo la pampa, malviviendo, hasta que, ya mayor, se acuerda otra vez de aquella tierra en que nació, y vuelve con los suyos.
   Estos versos del gaucho pertenecen a un bello poema llamado Martín Fierro, que es el nombre del gaucho que canta su vida y desventuras. Están escritos por un argentino, José Hernández, en lengua gauchesca, que hoy ya se ha perdido.
   José Hernández nació en San Martín, provincia de Buenos Aires, en 1834. Su obra más célebre es el Martín Fierro, pero escribió también otro poema llamado Vida del Chacho, y numerosos articulos. Murió en 1886, en Buenos Aires.


(1) Golpeada.
(2) Ruinas.