¿Qué provoca los escalofríos?

   Un escalofrío es un temblor que sacude todo el cuerpo. Es ordenado por el cerebro a los músculos cuando tenemos frío. Estos movimientos musculares involuntarios nos ayudan a entrar en calor.

   El calor del cuerpo proviene principalmente de las combustiones lentas que se producen en los músculos. Algunas células nerviosas de nuestro cerebro reaccionan y hacen reaccionar a nuestro cuerpo cuando la temperatura de este baja de forma peligrosa para nuestra salud. Provocan movimientos musculares involuntarios que producen calorías y determinan la elevación inmediata de la temperatura de nuestro cuerpo. Los escalofríos provocados por la fiebre colaboran con su aportación calorífica en la lucha contra la infección y sus microbios.

   La conocida "piel de gallina" se asocia con la sensación de frío. En el caso de poblaciones nativas de Siberia, se ha descubierto que estas presentan adaptaciones genéticas al frío que le ayudan a que la grasa corporal produzca calor de forma directa sin necesidad de tener que tiritar.

¿Por qué nos da fiebre?

   Cuando gozamos de buena salud, la temperatura de nuestro cuerpo es, aproximadamente, de 37 grados. Cuando estamos enfermos, aumenta: decimos que tenemos fiebre.

   El aumento de la temperatura del cuerpo humano constituye una señal de alarma que anuncia la enfermedad. Por lo general, dicho aumento es debido a un acrecentamiento de la actividad de la nutrición, reacción necesaria contra la acción de los microbios, que tiende a reducir la temperatura de nuestro cuerpo. Es una sana reacción de nuestro organismo. La fiebre suele ir acompañada de una aceleración de los latidos del corazón y de escalofríos, encargados de hacer subir la temperatura del cuerpo. Una persona con fiebre debe cuidarse.


Signos clínicos de fiebre

Inicio (estado frío o de escalofríos)
Incremento de la frecuencia cardiaca.
Incremento de la frecuencia y la profundidad respiratoria.
Temblores que se deben al incremento de contriciones y tensión músculo-esquelética.
Quejas de sensación de frío.
Aspecto de “piel de gallina” debido a la contracción de los músculos erectores del pelo.
Detención de la sudoración.
Aumento de la temperatura corporal.


Curso
Ausencia de escalofríos.
Piel que se nota caliente.
Sensación de no tener ni frío ni calor.
Incremento del pulso y la frecuencia respiratoria.
Deshidratación de leve a severa.
Ligera somnolencia, incapacidad para descansar, o delirio y convulsiones debido a irritación de las células nerviosas.
Apatía, debilidad y dolores musculares debido al catabolismo proteico.
Sudoración.
Disminución de los escalofríos.
Posible deshidratación.

La hibernación

   Durante el invierno, la vegetación lleva una vida poco activa: Las plantas pierden sus hojas y dejan de crecer. Ciertos animales hacen como las plantas: pasan el invierno durmiendo en espera de la primavera.

   El frío paraliza la vida vegetal y frena el desarrollo de la vida animal. Los animales que no emigran acumulan reserves durante la estación cálida (grasas naturales o alimentos); algunos de ellos pasan el invierno en un reposo casi absoluto. El oso, el lirón, el erizo y la tortuga lo pasan durmiendo. Al llegar la primavera salen de su letargo y parten en busca de alimentos. El cirujano pone a su enfermo en hibernación para reducir el ritmo de algunas de sus funciones orgánicas y poder curarlo con mayor facilidad.


La hibernación es común en los osos cuando llega el invierno. En la foto un oso negro en el proceso de hibernación.

La hibernación es uno de los grandes misterios del mundo animal. Es algo más que un profundo sueño. El animal baja sus pulsaciones y su respiración, y la digestión prácticamente se detiene. Al empezar el invierno, el animal debe haber aumentado sus reservas de lípidos, que se van consumiendo paulatinamente para suplir las necesidades energéticas del organismo durante lo que puede compararse con un largo sueño.