Tomar una siesta ayuda a nuestra memoria

  Pocas personas duermen las siete a nueve horas reco­mendadas, y muchos de los que tienen tiempo para una siesta no la toman porque temen que les es­pante el sueño al acostarse. Pero in­vestigadores del Colegio Médico Weill de la Universidad Cornell afir­man que tomar una siesta no hace que sea más difícil dormir de noche y puede aguzar el entendimiento. Los investigadores asignaron tareas de memoria y razonamiento a 32 adultos durante un periodo de cua­tro días. Al tercer día, se les pidió que intentaran tomar una siesta entre las 2 y 4 de la tarde. Los si­guientes cuatro días no tomaron siesta, pero hicieron los exámenes. El día de la siesta y el siguiente, hi­cieron mejor sus tareas; y dormitar un poco en el día tampoco tuvo efectos en la cantidad ni calidad del sueño nocturno. "Uno tiene la nece­sidad biológica de dormir ciertas horas. Si puede dormir en el día, lo necesita", afirma el doctor Thomas Roth, especialista en trastornos del sueño del Hospital Henry Ford. No todos podemos tomar una siesta diario. Por suerte, tomarla en el fin de semana también ayuda, agregan los investigadores.

El alcohol, ¿es bueno o malo para la salud?

El dilema: beber o no beber

  Tenemos la sensación de que la mitad del tiempo leemos que el alcohol previene las enfermedades y la otra mitad que las puede llegar a provocar. ¿Cuál es la verdad y qué significa exactamente que hay que "beber con moderación"?
  La bebida es como una cuerda floja: hay una línea clara que muestra el límite de lo considerado saludable, pero un paso en falso lo puede hacer caer del otro lado. El alcohol tiene muchos beneficios: por ejemplo, dismi­nuye la inflamación y mantiene las arterias en buen estado, lo que redunda en menos ata­ques cardiacos, apoplejías e incluso arrugas. Sin embargo, beber en exceso puede elevar el riesgo de desarrollar cáncer y otras enfer­medades, por lo que debemos hacerlo con "moderación". Esto significa que los hombres pueden beber de una a dos copas al día, y las mujeres, de media a una. (Reservarlas para tomar siete durante una noche de dominó o viendo tu serie favorita en la tele no resulta un hábito saludable.) Una copa equivale exactamente a 5 oz. de vino, 1 oz. y media de licor o 12 oz. de cerveza; más de dos y media al día en el caso de los hombres y de una y media en el de las mujeres es un riesgo que no es recomendable correr en cues­tión de salud.

¿Cómo está hecho el polen?


  Todas las plantas superiores se re­producen por medio de semillas que se desarrollan en la flor cuando ésta es fecundada. Los órganos más im­portantes de la flor son los estam­bres y las anteras que producen el polen, aquel fino polvo amarillo que se pega a los dedos cuando se toca la parte interior de una flor. Estos minúsculos granos amarillos, que con tanta abundancia producen las flores, son uno de los más valiosos elementos que existen en la natu­raleza, pues encierran el secreto de la vida de las plantas. Los granos del polen son los que provocan la fecundación de los óvu­los al llegar al pistilo situado por encima del ovario. Si examinamos el polen al microscopio, observare­mos que los granos presentan dis­tintas formas que varían según las plantas. Los hay ovalados, cilindri­cos y redondos. Algunos terminan en pequeñas puntas, otros ligera­mente en gancho y otros en forma de media luna.
  Si proceden de plantas cuya polini­zación se produce por medio del viento, son más pequeños y presen­tan formas más aplanadas, al obje­to de poder volar con mayor facili­dad. Si, por el contrario, están des­tinados a ser transportados por los insectos, son más pegajosos y de mayor tamaño.