¿Compartimos nuestro patrimonio genético con otros organismos?

Los hallazgos en la investigación genética han demostrado que:
Los seres humanos com­partimos entre sí 99% del material genético.
98.5% con los chimpancés.
75% con los perros.
50% con las moscas de la fruta.
33% con los narcisos.

¿Quién obtuvo por primera vez energía atómica por una reacción en cadena?


   Gran parte de todo lo que es y su­pone hoy la física nuclear no hu­biera sido posible sin Enrico Fermi, cuyas aportaciones a este campo de la ciencia sobrepasan con mu­cho las de otros investigadores contemporáneos y colaboradores suyos. Enrico Fermi, nacido en Ro­ma en 1901, era ya a los veintiséis años profesor de Física de la Univer­sidad de Roma, tras haber sido agregado en la de Florencia, y al frente de un gran grupo de colabo­radores hizo de la capital italiana uno de los centros de investigación más importantes del mundo. A partir de 1932, Fermi, quien hasta entonces había estudiado preferen­temente la mecánica del interior del átomo, dando a conocer la teoría que se llamó estadística de Fermi, comenzó a enfocar sus experimen­tos sobre el núcleo del átomo. Des­cubrió en 1934 el neutrino, partícula cuya existencia demostró matemá­ticamente a partir de la desintegra­ción de los núcleos, y más adelante demostró que se podían producir átomos radiactivos en casi todos los elementos mediante el bombardeo con neutrones, experimento que se conoce como radiactividad artificial o efecto Fermi. Por sus descubri­mientos en el terreno de la física del neutrón le fue concedido a Enrico Fermi el Premio Nobel de Física el año 1938.

¿Es la piña de las coníferas una flor?

piña de conífera
   La piña no es una flor en el sentido de ser un órgano delicado y decorativo; sin embargo es una flor, puesto que es el órgano se­xual que asegura la reproducción de la especie entre las coníferas.
   Durante la primavera, en los árboles jóvenes en crecimiento, se ven aparecer en la base de las ramas unos conos que son del ta­maño de la yema del dedo; éstos que parecen piñas pequeñas, poseen un eje sobre el cual se insertan unas escamas muy apre­tadas; cada escama sostiene dos bolsas poliníferas. En el extremo de la rama se encuentran otros conos un poco más grandes que poseen menos escamas; sobre la cara superior de las escamas de estos conos, se encuentran los óvulos que es­tán desnudos y sin la protección de ningún tegumento (caracte­rística esencial que permite separar a las gimnospermas de las angiospermas). A la mitad de la primavera, cuando los estambres maduran, liberan una cantidad considerable de polen, a lo que se le llama lluvia de azufre. Este polen puede ser llevado muy lejos por el viento, como también cubrir la planta de donde ha salido. Los granos de polen caen entre las escamas de los co­nos femeninos, lo que no es fácil; esto explica que haya tanto po­len para fecundar pocas flores. Para la fecundación del óvulo, una escama se aparta para permitir el paso del polen volviéndose a cerrar luego. La fecundación se lleva a cabo de manera compleja y lenta.
   La semilla necesita de tres años para madurar dentro de la piña. En algunas especies, los conos están tan bien cerrados después de la fecundación, que se necesitan circunstancias excepciona­les (como el calor de un incendio) para que revienten y liberen las semillas maduras