¿Quién esculpió la Venus de Milo?


   La Venus de Milo es una estatua de Afrodita, diosa griega de la belleza, el amor y la fecundidad (que los ro­manos llamaron Venus). La halló un campesino en una gruta de la isla de Milo en 1820. El embajador fran­cés en Turquía la compró y se la re­galó a su rey, Luis XVIII, el cual la donó al Museo del Louvre, donde desde entonces no ha dejado de ser admirada por millones de visitantes que han visto en la estatua una de las expresiones más perfectas de la belleza femenina y de toda la escul­tura de la antigüedad. Existen numerosas estatuas griegas, de la época clásica o de la helenísti­ca (o copias romanas de las mismas), que representan a la inmortal Afro­dita, diversamente imaginada o idea­lizada, y que fueron la admiración de la antigüedad y aún de nuestra época: las Venus Anadiomene, Capitolina, de Cnido, Medicea, Calipigia, etc. Pero ninguna tan capaz de transmitir una sensación de majes­tuosidad y belleza al mismo tiempo como la de Milo, ni ninguna tan fa­mosa actualmente. De la mayoría de las otras Venus se conoce el au­tor, pero la de Milo es una obra anó­nima. No se tiene idea de quién pudo ser el escultor capaz de crear la más famosa representación de Afrodita que ha llegado hasta nosotros. Ni, por supuesto, de quién pudo haber servido de modelo. La estatua re­presenta a una mujer, desnuda en su parte superior y arropada desde las caderas hasta los pies, y le fal­tan ambos brazos. Su expresión re­bosa serenidad, nobleza y armonía. La curiosidad por saber cómo eran los brazos de la Venus de Milo se ha hecho universal y su carencia ha sido objeto de infinitas interpretacio­nes. La teoría de los más expertos historiadores del arte es que la mano izquierda sostenía el borde del ropa­je que se ciñe a sus caderas mientras que la mano derecha sostenía una manzana.

Los primeros cosméticos


El uso de los cos­méticos se remonta a las primeras épocas de la historia del hombre. Un antiguo manuscrito chino con­tiene remedios para las enferme­dades de la piel y señala el uso de las grasas de diferentes ani­males como ungüento. Sin embar­go, es en el antiguo Egipto don­de la historia de los cosméticos comienza de una manera clara y definitiva. Durante el reinado de Cleopatra el uso de cosméticos alcanzó un lujo y una extravagan­cia nunca igualados. Mandó es­culpir un tocador de marfil y so­bre él pequeños y artísticos jarros y marmitas estaban pictóricos de pintura negra, verde y de otros colores.

¿Cuál es la diferencia entre el mar y el océano?

   Con frecuencia empleamos la palabra "mar" para referirnos a los océanos o al agua salada en general. Pero los oceanógrafos, científicos que estudian los océanos, la emplean para referirse a determinadas áreas de agua en los océanos. Algunos reciben su nombre por características específicas. El Mar de los Sargazos, en el Atlántico, debe su nombre a la cantidad de algas, llamadas sargazos, que flotan en su superficie. Otros mares, como el Mediterráneo, están parcialmente rodeados de tierra. Su nombre significa "entre la tierra". Este mar separa África de Europa y está unido al Atlántico, por el angosto Estrecho de Gibraltar.