¿Por qué los ríos serpentean?


  En su recorrido hacia el mar, el río pierde velocidad y fuerza para desgastar las rocas más duras que encuentra en su camino. Entonces, serpentea para pasar a través de las piedras más blandas. Por ello el río puede ser curvado, o en forma de herradura. Estos recodos, o curvas, se llaman meandros.
  Mientras el río serpentea, el agua circula más deprisa por la parte exterior del meandro, mientras que por la parte interior de la curva fluye más despacio creando bancos de sedimentos con la carga que deja a su paso.
  Estos bancos de sedimentos hacen que los meandros se curven todavía más. A veces, las curvas hacen que los ríos fluyan tan despacio que por ello deben acortar camino antes del recodo, especialmente en las llanuras durante las inundaciones. Los brazos muertos se convierten así en lagos semilunares.

¿Quién fue Macbeth?


   Macbeth ( ? -1057) sería un rey escocés casi desconocido si no fuera por la famosa tra­gedia que escribió Shakespeare sobre él. Era hijo de Findlaech, mormaer o soberano heredi­tario de Moreb, quien había sido asesinado por sus sobrinos en el año 1020. Es probable que haya reivindicado sus derechos al trono de Moreb en 1029, a la muerte de Malcomí, uno de los asesinos de su padre, y que fue, acaso, uno de los jefes escoceses que se sometieron al rey Canuto cuando los daneses invadieron Escocia en 1031. Hay relaciones que cuentan que en 1040 mató a Duncan, rey de Escocia, y que ocupó el trono, aunque no tenía derecho a él más que por su matrimonio con Gruach. El reino de Macbeth fue próspero. Hizo donacio­nes generosas a la Iglesia. Murió a manos de otro Malcolm, hijo de Duncan. Sobre estos he­chos someros compuso Shakespeare su tragedia.

¿Quién levantó los monumen­tos de la isla de Pascua?


La isla de Pascua, aunque es la más oriental del archipiélago polinésico, se halla situada nada menos que a 3.760 km. de las costas chile­nas de la provincia de Valparaíso, lo que equivale a decir que es un punto perdido en medio de la in­mensidad del océano Pacífico. Este pequeño islote volcánico, en el que hoy viven unos 5 mil habitan­tes bajo la soberanía chilena, se ha hecho universalmente famoso por la profusión de gigantescas escultu­ras que se alzan en su suelo y que han sido objeto de incansables es­tudios por parte de historiadores, expertos en arte y científicos, desde que James Cook las descubriera en uno de sus largos viajes hacia 1775: unas esculturas cuya altura oscila entre 1,5 y 11 m., realizadas en roca volcánica y que representan el torso y la cabeza de figuras gene­ralmente masculinas. Sigue siendo un misterio quiénes y por qué, o en virtud de qué miste­rioso rito u homenaje, levantaron estas monumentales estatuas tos­camente esculpidas, plantadas en el suelo a cierta distancia unas de otras. Asombra encontrarse ante seme­jantes monumentos que tuvieron que requerir la técnica, el esfuerzo y la capacidad artística de muchos hombres, en una isla tan reducida, aislada y desprovista de cualquier otro rastro de civilización. Sin duda, hace muchos siglos se desarrolló allí una cultura peculiar, diferente al resto de las polinésicas, con una organización social y religiosa propia, que ha desaparecido sin dejar más rastro que esas misteriosas ca­bezas, otras construcciones de tipo dolménico y algunas maderas gra­badas con extrañas figuras de ani­males e ídolos.