¿Cuánto músculos posee el hombre?

MÚSCULO: del latín "musculus", diminutivo de mus, ratón; en griego, "mus" se refiere también al ratón y al músculo, por cierta semejanza entre los movimientos de estos roedores y los de algunos músculos.


LOS MÚSCULOS
EL hombre posee 639 músculos que constituyen en con­junto lo que denominamos carne; es decir, que ese in­tegrante fundamental de nuestra estructura es, en realidad, músculo. Desde el nacimiento hasta la muerte, los músculos desempeñan un papel primordial en nuestra vi­da: suministran casi todo el calor interno, impelen los alimentos por el tubo digestivo, nos hacen inhalar el aire por los pulmones, etc. Y la vida del hombre termina cuando el corazón, es decir, el músculo cardíaco, después de aproxima­damente dos mil quinientos millones de latidos efectuados en el curso de una vida de 70 años, se detiene. En el cuerpo humano existen tres clases o tipos distintos de músculos:

1) Músculos lisos
2) Músculos estriados
3) Músculo cardíaco

¿Qué plantas parecen guijarros?


   Algunas plantas usan ingeniosos disfraces para esconderse de animales devoradores. Las plantas piedra viven en los desiertos de Sudáfrica. Crecen en el suelo rocoso y sus hinchadas hojas son tan parecidas a guijarros que los animales las ignoran. Inclusive son marrones jaspeadas, grises y blancas como las piedras reales de su alrededor. Este disfraz se llama camuflaje. Sólo es evidente que estas "piedras" son plantas, cuando aparecen sus flores de vivos colores.

La ordeñadora mecánica


   En un principio, la puesta a punto de las máquinas de ordeñar fue activada para remediar la falta de mano de obra. Su funcionamiento tiene lugar con arreglo a un ciclo que consta de dos fases: aspi­ración o succión y reposo. Una boquilla de goma, o pezonera, adaptada a cada uno de los cuatro pezones de la ubre de la vaca, efectúa unos movimientos inter­mitentes similares a los que realiza el becerro al mamar o el vaquero al ordeñar. Las pezoneras comunican por un tubo con el recipiente estéril en que se recoge la leche.
   Una vez lleno el recipiente, el vaquero sólo ha de escurrir la ubre. De este modo pue­de ordeñar aproximadamente unas quince vacas por hora.
   Con este sistema se desvanecen, sin duda, los encantos de la poesía pastoral, pero el dios Rendimiento no se preocupa de las divinidades agrestes.
   En algunas vaquerías modelo, unos alta­voces difunden periódicamente música suave. Se ha comprobado que si unos diez minutos antes de ordeñar se crea un ambiente sonoro agradable —vals lento de Strauss o la Barcarola de los Cuentos de Hoffmann, por ejemplo—, los animales se predisponen a esta operación al produ­cirse cierta relajación muscular, visible en la hinchazón de la vena ventral y de la ubre.