Estudiando estos descubrimientos de sus predecesores, el gran científico inglés Isaac Newton tuvo, en 1666, la idea de efectuar el análisis de la luz. Tomó un prisma de vidrio e hizo que sobre éste incidiera un rayo de luz blanca solar. Y vio lo que esperaba ver: del prisma no salía ya un haz de luz blanca, sino varios rayos de distintos colores.
Al dar sobre una pantalla, estos rayos formaron una franja, en la cual Newton contó siete colores principales: rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, índigo y violeta.
El conjunto de estos rayos se llama "espectro luminoso".