La lluvia, donante de vida


   Ninguna planta puede vivir sin agua y muchas sólo pueden vivir y reproducirse en medios acuáticos. Las plantas terrestres dependen primariamente de las lluvias para su provisión vital de agua. Así, pues, aunque los márgenes de temperatura, la variedad del suelo, la duración del día y otros factores puedan desempeñar su papel en determinar las plantas que crecen en cada lugar, la influencia particular más importante, como se muestra en estas páginas, es la lluvia. El «récord» de lluvia del mundo (más de 11,7 m. por año) lo detenta el monte Waialeale, de Hawai. En el otro extremo de la escala se encuen­tran los desiertos que se pasan sin lluvia años ente­ros y donde sólo las plantas más frugales pueden re­sistir. Con el aumento de lluvia anual, las primeras plantas que prosperan en las regiones no perturba­das por el hombre son las gramíneas, dando vastas praderas como las Pampas. A continuación van apa­reciendo árboles, en número creciente, hasta que el país queda ocupado exclusivamente por bosques.

Sonidos misteriosos


DESDE ABRIL DE 2011, LOS 300 HABITANTES DE WOODLAND, EN KENT (GRAN BRETAÑA), VEN PERTURBADO SU SUEÑO POR UNA EXTRAÑA VIBRACIÓN, SIMILAR A LA QUE DESDE LOS AÑOS 70 AFECTA A OTRAS MUCHAS LOCALIDADES. NINGUNA DE LAS INVESTIGACIONES REALIZADAS HA LOGRADO ENCONTRAR UNA EXPLICACIÓN CONVINCENTE DE ESTE FENÓMENO.
Se han propuesto diversas explicacio­nes, desde que se trata de sonidos generados por el oído o el cuerpo hu­mano, hasta que son producidos por la colisión de grandes olas en los fon­dos oceánicos. Pero no son aplicables a los ruidos graves, persistentes e in­vasivos, que se escuchan en lugares muy concretos y alejados del mar. Mientras en otros enclaves sólo una pequeña parte de la población es per­turbada por esos ruidos de fondo, és­tos afectan a todos los habitantes de Woodland. Aunque ninguno duda que proceden del exterior, en esta peque­ña localidad del nordeste británico son escuchados con mayor intensidad en el interior de las casas. Como explica­mos en el Editorial, mientras algunos los atribuyen a ondas tecnológicas de muy baja frecuencia, otros especulan con que podría tratarse de un sonido producido por la propia Tierra.
El ruido es similar al producido por un motor diesel en la lejanía. Se repi­te diariamente, entre la medianoche y las 4 de la madrugada. Y parece la re­edición de fenómenos similares, cono­cidos popularmente como the hum (el zumbido), que vienen siendo observa­dos en localidades de varios continen­tes y para los que no se ha encontra­do una explicación. La zona más afectada es el norte de Europa, don­de el zumbido de Bristolse hizo famo­so a finales de los setenta. En los años noventa esta extraña epidemia saltó a Estados Unidos. Allí, las quejas de muchos residentes en torno a Taos (Nuevo México) obligaron al gobierno a nombrar un comité investigador, en el que participaron diversas institucio­nes. En 2006 se descubrió allí una misteriosa patología colectiva que afectaba a un músculo que endurece el tímpano y el sonido logró ser regis­trado por un científico neozelandés.

Descubrimiento y mito del Amazonas

Vicente Yáñez Pinzón, con sus ojos atónitos, dio gracias a Dios. En lo que iba de aquel venturoso año del 1500, sus carabelas se habían salvado como por milagro de las furias desatadas del mar; y después de dar en tierra firme (Brasil), todo fue seguir la costa y hallar de pronto las bocas de aquel increíble río al que en la tierra decían "Marañón", y que él prefirió llamar "Santa María de la Mar Dulce" (Amazonas).
No sabemos si el marino español sospechó siquiera que había descu­bierto el río más caudaloso del mundo. Pero, de todos modos, lo descu­brió de la boca para afuera. Porque el río tenía, aguas arriba, sus secretos de maravilla; y esa intimidad no la descubrió aquel veterano del mar, sino otro español que supo ahondar en el corazón del conti­nente.