Ciertos tejidos no pueden lavarse con agua: se estropearían. Para limpiarlos se utilizan ciertos productos disolventes, cuyos vapores eliminan las manchas sin mojar el tejido: en esto consiste el lavado en seco.
Entre los productos disolventes figuran unos líquidos cuyos vapores eliminan todo tipo de suciedad. Unos aparatos automáticos efectúan la limpieza lanzando estos vapores sobre los trajes manchados, sin mojarlos y sin que sufran deformación alguna. Estos vapores son expulsados inmediatamente por medio de potentes ventiladores hacia un circuito de destilación, en el cual se recupera el disolvente que sera utilizado en un nuevo lavado. Los trajes, al no mojarse, ni se deforman ni encogen.