Cuando sometemos el tímpano de nuestro oído a ruidos demasiado violentos y repetidos, tenemos la impresión de que va a romperse. Por eso se dice a una persona que habla mucho, que se expresa en voz muy alta o que repite siempre lo mismo: «Me haces estallar los oídos.»
Una persona dominante y habladora acaba irritando a su interlocutor con su charlatanería. Éste quisiera dejar de oír esa voz desagradable que le provoca una irritación física y moral.