Coloca la punta de la lengua por arriba del labio superior, y después muévela hacia el. Notarás que la piel del labio es mucho mas delgada que la capa exterior de la piel normal. Es tan delgada que los pequeños vasos sanguíneos quedan expuestos, transparentándose el color de la sangre que contienen, lo que hace que los labios se vean rojos.