La primera generación de ilustrados en Francia la encabezaron Charles Louis de Secondat, barón de la Brede y de Montesquieu, y Francois Marie Arouet, conocido con el seudónimo de Voltaire. Ambos recogen las corrientes racionalistas, surgidas en el siglo XVII, y sus obras representan una concepción distinta del mundo que terminara provocando el ascenso de una nueva y pronta poderosa clase social: la burguesía.
El espíritu de las leyes, obra clave de Montesquieu, abrirá la brecha dentro del sistema político vigente, hasta el punto de que la fecha de su aparición, 1748, se considera como punto de arranque del triunfo intelectual de la Ilustración. Como Montaigne, Montesquieu fue magistrado en Burdeos y, al igual que aquel, abandono su cargo lo mas pronto que pudo para dedicarse a escribir, viajar y cultivar sus tierras y sus vinos, de los que se sentía muy orgulloso. Recorrió Italia, los Países Bajos e Inglaterra, país que influyo profundamente en sus ideas políticas e históricas. En efecto, en Inglaterra existía una división de los tres poderes que constituyen el fundamento de un estado: el legislativo, el ejecutivo y el judicial, mientras que en Francia se había impuesto el despotismo ilustrado, un sistema en el cual el rey aglutinaba todos los poderes. Montesquieu ataca violentamente esta desmedida omnipotencia del monarca y piensa que ello supone una traición a la pureza de la concepción monárquica tradicional, en la cual el poder real estaba refrenado por la intervención de los tres estamentos o grupos sociales: pueblo llano, Iglesia y aristocracia.
No hay que olvidar que Montesquieu era un aristócrata y, como tal, aspiraba fundamentalmente a devolver a la nobleza su antigua misión y, con ello, su esplendor. Lo curioso es que, en el fondo, defendía un orden sobrepasado, la vieja monarquía tradicional; pero, al tomar como enemigo fundamental el sistema vigente, sus ideas contribuirían decisivamente a derrocar a la institución monárquica, siendo uno de los autores que mas influyeron en el surgimiento de la Revolución Francesa.
La obra capital de Montesquieu, El espíritu de las leyes, no solo es un valioso texto político, sino también una excelente obra literaria. En ella se comenta el Derecho, las formas de gobierno, la religión, la economía, etcétera. Consta de 31 libros, escritos a lo largo de una veintena de anos, y es una de las mayores aportaciones de todos los tiempos a la teoría política.