El acordeón tiene su origen en la armónica. En 1822, Buschmann tuvo la idea de transformar este instrumento en una "armónica de mano", en la que la boca humana es sustituida por un fuelle y unas teclas que, al ser pulsadas, actúan sobre unas válvulas a las que corresponden sendas lengüetas. El instrumento recibiría poco después, en Austria, el nombre de acordeón. Sus teclados pueden ser de botones o de teclas. La melodía se ejecuta con la mano derecha, mientras que la izquierda se encarga del apoyo armónico por medio de bajos cromáticos. Se le apodó "el piano del pobre"; pero, perfeccionado y ennoblecido por manos virtuosas, el acordeón ha adquirido su patente de nobleza y, en todo caso, sigue siendo uno de los más populares de los instrumentos musicales.