Los amortiguadores, situados junto a los muelles de suspensión, no sólo aseguran la comodidad de los pasajeros, sino también la buena estabilidad del vehículo al evitar los movimientos bruscos de flexión y recuperación de los muelles, amortiguando así la violencia de los choques. El cilindro del amortiguador va fijado, por una parte, al chasis, y, por otra, mediante un Brazo y una palanca, a la espiga de la rueda.
Dentro de este cilindro, lleno de aceite, se desplaza un émbolo gobernado por la palanca y que empuja el aceite hacia unas aberturas estrechas, lo cual frena enérgicamente el movimiento del resorte.