Con el concurso de la biela que lo une al pistón del motor, el cigüeñal transforma el movimiento rectilíneo del conjunto pistón-biela en un movimiento rotativo que es transmitido a las ruedas de tracción por medio de la transmisión. Cuando los pistones no producen impulsión motriz (durante los tiempos "de resistencia" del ciclo de cuatro tiempos), el cigüeñal transmite parte del impulso precedente almacenado por el volante que va sujeto a uno de sus extremos. El cigüeñal suele fabricarse de hierro forjado y descansa sobre el armazón del motor, por mediación de muñones entre los cuales se interponen cojinetes. Está provisto de pequeños ejes (botones de manivela) sobre los cuales se articulan los pies de las bielas -un botón por biela, salvo en el caso de los motores en V, en los que dos pies de biela son accionados por un solo botón-. Para amortiguar las vibraciones de torsión, se aumentan los muñones de apoyo. Pero esto resulta insuficiente cuando los motores tienen muchos cilindros. Un amortiguador especial, el damper, formado por un par de volantes pequeños, se encarga entonces de absorber las vibraciones. Los volantes del damper neutralizan las fuerzas de inercia con otras que son iguales y opuestas. He aquí en qué forma: uno de ellos, accionado por el cigüeñal, arrastra al otro por fricción; cuando se produce una brusca variación del régimen del motor, el segundo volante puede, por inercia, sufrir un ligero desplazamiento angular en relación al primero, lo cual basta para evitar que se produzcan vibraciones de torsión capaces de provocar una deformación peligrosa del cigüeñal. Este mueve, además de las ruedas motrices, todos los órganos anejos del motor: bomba de alimentación del carburador y válvula, dinamo generadora de corriente eléctrica, distribuidor, bomba de aceite de engrase, bomba de agua y ventilador.
¿Qué es y cómo funciona el cigüeñal?
Con el concurso de la biela que lo une al pistón del motor, el cigüeñal transforma el movimiento rectilíneo del conjunto pistón-biela en un movimiento rotativo que es transmitido a las ruedas de tracción por medio de la transmisión. Cuando los pistones no producen impulsión motriz (durante los tiempos "de resistencia" del ciclo de cuatro tiempos), el cigüeñal transmite parte del impulso precedente almacenado por el volante que va sujeto a uno de sus extremos. El cigüeñal suele fabricarse de hierro forjado y descansa sobre el armazón del motor, por mediación de muñones entre los cuales se interponen cojinetes. Está provisto de pequeños ejes (botones de manivela) sobre los cuales se articulan los pies de las bielas -un botón por biela, salvo en el caso de los motores en V, en los que dos pies de biela son accionados por un solo botón-. Para amortiguar las vibraciones de torsión, se aumentan los muñones de apoyo. Pero esto resulta insuficiente cuando los motores tienen muchos cilindros. Un amortiguador especial, el damper, formado por un par de volantes pequeños, se encarga entonces de absorber las vibraciones. Los volantes del damper neutralizan las fuerzas de inercia con otras que son iguales y opuestas. He aquí en qué forma: uno de ellos, accionado por el cigüeñal, arrastra al otro por fricción; cuando se produce una brusca variación del régimen del motor, el segundo volante puede, por inercia, sufrir un ligero desplazamiento angular en relación al primero, lo cual basta para evitar que se produzcan vibraciones de torsión capaces de provocar una deformación peligrosa del cigüeñal. Este mueve, además de las ruedas motrices, todos los órganos anejos del motor: bomba de alimentación del carburador y válvula, dinamo generadora de corriente eléctrica, distribuidor, bomba de aceite de engrase, bomba de agua y ventilador.