La punta de Raz es una planicie granítica que domina el mar desde sus 72 metros de altura y termina en un largo espolón rocoso de relieve caótico y flancos carcomidos que se adentra en las aguas del Atlántico. El turista, acompañado de un guía, necesitará más de media hora de marcha y de escaladas no exentas de peligro para alcanzar su extremo, desde el cual podrá admirar la corriente de Sein, que forma
violentos remolinos en el espacio de 12 kilómetros que separa la tierra de la isla. En la caverna llamada "Infierno de Plogoff", el mar golpea la roca y produce un estruendo parecido al del disparo de un cañón. La contemplación de la bahía de los "Trépassés", lugar siniestro adonde la marea arrojaba los cuerpos de los náufragos, produce auténticos escalofríos.