En nuestras latitudes (zona mediterránea), el granizo es una precipitación típicamente estival. Y, sin embargo, se cree que está causado por la acción del frío. Según algunos estudiosos, se forma cuando una corriente ascendente de aire cálido y húmedo, al llegar a los 1.000, 2.000 o más metros de altura, se encuentra (aunque sería más exacto decir que tropieza) con una corriente fría descendente. Este repentino descenso de temperatura se cree que es la causa de la formación de los granos del granizo. Otros meteorólogos piensan que la condensación de los fragmentos de hielo se debe a un fenómeno eléctrico. Sea como fuere, el granizo es el terror de los agricultores, que desde hace muchos siglos sueñan con un sistema seguro para combatir a este blanco enemigo.
Es cierto que el granizo no afecta nunca a zonas muy extensas, pero no lo es menos que, según la intensidad con que se produce la precipitación, ésta puede destruir toda la cosecha del año y hasta comprometer gravemente la de los años siguientes.
Los viñedos son los que más suelen quedar afectados.