En el mes de mayo de 1968, tuvieron lugar en París una serie de sucesos revolucionarios que, aunque apenas duraron algunos días, bastaron para que se pusieran en cuestión los más variados aspectos de la sociedad. Las paredes de las calles parisinas se llenaron de frases tales como La imaginación al poder o Sed realistas, pedid lo imposible. No sólo el sistema capitalista occidental, sino el socialista soviético, fueron duramente atacados por obreros y estudiantes que pedían a gritos una revolución de la vida cotidiana y trataban de llevar hasta sus últimas consecuencias el proceso de desenmascarar el orden establecido. Uno de los intelectuales franceses que estuvo desde el primer momento al lado de los rebeldes fue el filósofo Jean-Paul Sartre, que junto con su gran amiga Simone de Beauvoir participó activamente en aquellos acontecimientos. Sartre fue uno de los primeros intelectuales que empezaron a desconfiar de la sinceridad de la Revolución Soviética. Comunista en un primer momento, no dudó en atacar la intervención rusa en Hungría en 1954 y la invasión de Checoslovaquia en 1968. Su ruptura con la U.R.S.S. se hizo ya manifiesta con la pública protesta por la expulsión del escritor ruso Soljenitzin de la Unión de Escritores Soviéticos. A partir de entonces, mantuvo contactos con organizaciones maoístas y en los últimos años su pensamiento parece tender hacia posturas anarquistas. En 1929, conoció a la también escritora Simone de Beauvoir, a la que él llamará cariñosamente El Castor. Desde entonces, ambos mantendrían una relación profunda y duradera. En cierta ocasión en que una periodista preguntó a Simone por qué no se había casado con Sartre, ésta respondió: Porque jamás pensé separarme de él.
La más famosa novela de Sartre, tan literato como filósofo, es La Náusea. El libro, que apareció en el año 1938, refleja el desalentador clima de amenaza y de ausencia de futuro que entonces vivía Europa; la Guerra Civil Española, que tanto preocupó a los intelectuales europeos, se desarrollaba desfavorablemente para ellos y la Segunda Guerra Mundial empezaba a vislumbrarse seriamente. También alrededor del tema de la II Guerra Mundial, tejió Sartre la serie de novelas que llevan como título común Los caminos de la libertad. El ser y la nada, obra filosófica existencialista, surge a raíz de las lecturas de la obra de Heidegger que Sartre llevó a cabo en 1941 cuando estaba en un campo de prisioneros alemán.