Cerca de Blois y muy próximo a las aguas del Loira, surge el más armonioso de los castillos construidos en Francia durante el Renacimiento y bajo el impulso del rey Francisco I.
Chambord, construido sobre los planos de una fortaleza medieval, es un vasto cuadrilátero de 156 metros de largo por 117 de ancho rematado en sus ángulos por cuatro grandes torres cilindricas. Pero su apariencia militar aquí termina, puesto que en sus paredes se abren innúmeras ventanas y las torres están coronadas por unos techos muy estilizados. En el interior de la parte central del castillo, en la torre del homenaje, existe una escalera de doble dirección, con la particularidad de que las personas que suben o bajan por ella no se ven entre sí. La escalera conduce a la terraza, desde la cual, en otros tiempos, las bellas damas de la corte seguían a distancia las incidencias de las cacerías en los bosques circundantes. Chambord se refleja en las aguas del Cosson.