Entre los numerosos vestigios dejados por los vikingos, las iglesias de madera son el testimonio de su piedad en los primeros tiempos de su conversión al cristianismo. La iglesia de Torpo, seguramente más bella que la de Borgund, ha sido reconstruida en el museo al aire libre de Oslo. La de Borgund, intacta desde su construcción en 1150, está edificada con troncos de árboles escuadrados y recubierta con tejas de madera. Tiene un raro parecido con las pagodas orientales, con sus cornisas adornadas con cabezas de dragones, ornamento común a los vikingos y a los asiáticos. Tanto en el interior como en el exterior, estas iglesias están ricamente decoradas con pinturas y esculturas policromadas.
Las iglesias vikingas
Entre los numerosos vestigios dejados por los vikingos, las iglesias de madera son el testimonio de su piedad en los primeros tiempos de su conversión al cristianismo. La iglesia de Torpo, seguramente más bella que la de Borgund, ha sido reconstruida en el museo al aire libre de Oslo. La de Borgund, intacta desde su construcción en 1150, está edificada con troncos de árboles escuadrados y recubierta con tejas de madera. Tiene un raro parecido con las pagodas orientales, con sus cornisas adornadas con cabezas de dragones, ornamento común a los vikingos y a los asiáticos. Tanto en el interior como en el exterior, estas iglesias están ricamente decoradas con pinturas y esculturas policromadas.