Era la mita una institución de carácter económico que consistía en un sorteo que se hacía entre las poblaciones indígenas de América para sacar los individuos que serían destinados a determinados trabajos. Los designados recibían el nombre de mitayos y debían prestar servicios durante semanas o meses, según el caso. A ellos se encomendaban las tareas de labranza, laboreo de minas, edificación de casas, servicio personal de los españoles, atención de sus cocinas y caballerizas, y otras.
El trabajo obligatorio para la producción de la riqueza fue impuesto como un deber a indios, mulatos y mestizos, y en 1609 se prohibieron los repartos de indios para labranza, edificación y pastoreo. Se los hacía salir a las plazas y lugares públicos para que sus servicios pudieran ser contratados libremente. El precio del trabajo podía tasarse conforme a su calidad, ocupación o tiempo, y no podía ser pagado en especie; los trabajos no debían ser excesivos y, para los que ejecutaban obras militares, se estableció la jornada de ocho horas. No podían ser obligados a trabajar los menores de 18 años y había igualmente prescripciones en favor de las mujeres que trabajaban.
Las Leyes de Indias reglamentaron con justicia la condición de los indígenas, pero en su aplicación práctica fueron uno de los medios más funestos a que se recurrió para implantar la esclavitud de hecho en América.