Todos los días, millones de metros cúbicos de desechos líquidos vuelcan una cantidad increíble de contaminantes en las aguas del globo. La contaminación puede ser desde el desagradable albañal hasta sustancias químicas.
Muchos contaminates son materia orgánica que se descompone en sustancias innocuas aunque algunos nutrientes orgánicos medran y se multiplican tan rápidamente en el agua que pueden sofocar mortalmente a una corriente o lago por el proceso conocido con el nombre eutroficación. Otros contaminantes son materia inorgánica que no se descompone y que al llegar al hombre por la cadena alimentaria, tienden a acumularse en los nervios con resultados peligrosamente impredecibles.
Metales como el mercurio, el níquel y el plomo se han vinculado con la alta presión sanguínea, trastornos respiratorios, renales y de otra índole. Las sustancias químicas como los bifenilos policlorinados (BPC) y los polibromados (BPB) provocan graves trastornos.
Como es imposible que las plantas de tratamiento eliminen todo vestigio de los contaminantes, las autoridades se están esforzando por controlar la contaminación en su fuente. En muchos lugares se está eliminando el cieno semisólido de los albañales y las materias no degradables de los desechos industriales, con lo que queda un líquido relativamente innocuo para recircular.