Contrariamente a los restantes continentes, formados por grandes extensiones de tierra rodeada de agua, Oceanía está integrada por un conjunto de mares salpicados de islas. Excepto unas diez de ellas, las islas de Oceanía son de tamaño bastante reducido; sin embargo, su número es tan elevado que han sido necesarios centenares de años para descubrirlas y visitarlas todas. Los dos primeros navegantes que, a fines del siglo XVIII, exploraron a fondo los archipiélagos oceánicos fueron el capitán inglés James Cook, que fue muerto por los indígenas de las islas Sandwich en 1779, y el francés Louis-Antoine de Bougainville, que trajo a Europa cierto tipo de flores a las que dio su nombre: las buganvillas.