La presa que roba su fuerza al mar

   Las mareas varían mucho en las dis­tintas partes del mundo. En algunos si­tios son extremosas, con variantes de seis metros o más entre la marea alta y la baja. Esta diferencia de altura, con el resultante flujo y reflujo, es lo bastante grande para, represada, pro­ducir energía eléctrica. En 1966 se ter­minó la primera presa movida por ma­reas cerca del estuario del Río Ranee en la costa de Francia. Dos veces al día, una corriente igual a la del Mississippi se vierte por entre las 24 turbinas de la presa y eleva 8,5 metros el nivel del agua. Las turbinas están diseñadas para ge­nerar 240.000 kilovatios de electricidad cuando entra la marea, y la misma can­tidad cuando se retira. Como esta can­tidad no siempre alcanza a satisfacer las necesidades de la región, las hojas de las turbinas —movidas por la electri­cidad de los cercanos generadores de vapor —pueden bombear lentamente agua en el vaso de contención durante la bajamar. El agua almacenada se deja correr en horas de consumo máximo.